domingo, 18 de enero de 2009

5.30 - 5.58

Tocan las cinco y media de la madrugada cuando llego a casa. No estoy borracho, es cuando salgo de la biblioteca. ¿Por qué? Porque estudio mejor de noche... y porque parece que la única manera que tengo de disfrutar de un rato agradable en esta ciudad es cuando todos duermen.

Pensarán que es descabellado lo que voy a contar, pero ya saben mi opinión sobre las opiniones, y si no, se la imaginan.

¿Alguna vez se han tumbado en el suelo?

Es un concepto raro de encajar, pero me gusta tumbarme en el suelo. A estas horas uno puede llegar, al menos donde yo vivo, a una calle de cuatro carriles, normalmente atestada de coches y saturada de ruido, la vía Complutense para quien sepa dónde está y cómo es, y... es simplemente un placer... cruzar hasta situarme en el medio de la calle, en medio de los cuatro carriles, tumbarme y sentirme pegado al suelo.

Notar como mi cuerpo conecta con el asfalto, cerrar los ojos y atender a lo que me quiera decir el silencio. En cualquier momento un coche puede llegar y pasarme por encima, incluso, algunas veces, oigo cómo alguno pasa cerca de mi cuerpo, por alguno de los carriles aledaños y me pregunto si ese coche podría haberme pasado por encima, si ha percibido que mi cuerpo, inmóvil, estaba en medio de la calzada.

Volver a casa, y en 5 minutos andando por la calle no cruzarme con nadie. No escuchar un ruido, no advertir la presencia de ninguna figura que se mueva más allá de las hojas bailando con el viento.

Volver a casa, tumbarme en la cama y sumirme en un profundo sueño... un viaje directo al destino fiero y aterrador de la continuidad parsimoniosa y monótona que supone mi vida en época de exámenes.

Pero durante unos minutos puedo abrir los ojos, tumbado en el asfalto, caminando sobre la afilada cuchilla de la confianza en nada, y observar el cielo que cubre la selva de asfalto en la que las nuevas bestias del siglo XXI viven matándose por un sueldo mínimo sin darse cuenta de que la solución está ahí... pero nos da tanta pereza cogerla.

Bienvenidos a la crisis...

1 comentario:

  1. Está bien eso de tumbarse. SObre todo es cómodo xD
    Yo suelo tirarme al suelo para dormir la siesta, cosa que suele llamar bastante la atención; pero creo que es algo normal. Al final la gente se acostumbra a verte desparramada en los pasillos o debajo del pupitre. Pero en medio de la carretera... todavía no me ha dado por ahí, es un tanto arriesgado.
    Ay, yo también tengo ganas de volver... a ver si se acaba esto rápido.

    :)

    Muas!

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