martes, 16 de junio de 2009

Detritus

No puedo evitar a las mentiras, van inertemente engrudadas a las personas. Así que me limito a esquivar a las personas. No creo en la amistad, no creo en el amor. Me relaciono por el simple hecho de camuflarme, de ostentar la preciada etiqueta de la normalidad.

La capacidad de pensar y, consecuentemente, de maquinar y engañar es mi fundamental óbice para acabar de creer íntegramente en la voluntad desinteresada de las personas.

Cada día es un nuevo chasco, un nuevo desengaño, una frustración más.

Sé que no leerás esto, pero es la manera más cómoda de susurrarte al oido pegando gritos con un megáfono.

Hay tantas cosas que te diría, y tan pocas que quieres oir.

He dejado (de nuevo) de creer en la raza humana.



"Me paso el día entero diciendo que estoy encantado de haberlas conocido a personas que me importan un comino. Pero supongo que si uno quiere seguir viviendo, tiene que decir tonterías de ésas"

2 comentarios:

  1. La pregunta es, quién no ha sentido o no ha pensado o no ha sufrido algo parecido alguna vez.
    Es un ciclo, todo se mueve, todo cambia, hastá tú, hasta yo.
    " La vida es lo que pasa mientras pensamos en como vivirla".
    ¡y a la mierda las decepciones!.

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  2. Es de Salinger el final no?
    El guardián entre el centeno?

    Un beso
    y toda la razón

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