miércoles, 1 de septiembre de 2010

Absurdo.

Es tan simple como eso, me siento absurdo. No sé si las palabras que digo tienen sentido, si alguien entiende lo que de verdad tengo entre manos. La sensación de vacío interior.

El darte cuenta de que no eres nada para nadie. Un par de tardes, una noche, un conocido o alguien con el que compartes una habitación de hotel. Una charla en un metro, o el conocido de un amigo que se sienta a tu lado en una de esas comilonas en las que más que de verse, se trata de aparentar y ostentar logros.

Me siento deshubicado, me siento ignorante. Repito una y otra vez las mismas muletillas, las mismas frases, las mismas estructuras. Vivo en un bucle del que no sé salir y del que, si saliera, me sentiría perdido.

No hago nada. No quiero nada.

A veces me aborda la idea de hacer la maleta y escaparme de aquí y vivir como un anacoreta, lejos de aquí. Otras veces, el suicidio me parece una vía aceptable. Pero luego vuelvo a poner los pies en el suelo y me doy cuenta de lo miserable que es pensar en todo esto, cuando sé que no tengo valor para ninguna de estas dos empresas.

Sólo pido ya una cosa, olvídame, y seguiré consumiendo oxígeno, seguiré siendo un sitio ocupado en alguna biblioteca, encorbado frente a un libro, enclaustrado en mi propio yo; hasta que un día venga a buscarme el hermano de Hipnos.

1 comentario:

  1. Todos alguna vez nos sentimos así, y no sólo alguna vez, si no muchas. La rutina hace mella en nuestras vidas y a la gente que le gusta un poco la innovación, la deja encarcelada. Pero no te preocupes, mejor solo que mal acompañado. Si te sirve de consuelo eres una de las pocas personas con las que consigo mantener una conversacion con algo de coherencia e inteligencia; sin entrar en temas personales, filosofear de la vida sin ningún fin en concreto. Vales mucho, asique no digas que no eres nada para nadie. NO lo digas o tendré que darte con un puerro en la cabeza. :)
    PD: Me gusta tu blog, es muy tú. ^^

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