Tendré que acostumbrarme, a lo mejor, a la impaciencia de que tú llegues siempre tarde y yo siempre esté esperándote...
... simplemente, te echo de menos.
Antes que suene el presuroso timbre y abran la puerta y entres, oh esperada por la ansiedad, el universo tiene que haber ejecutado una infinita serie de actos concretos. Nadie puede computar ese vértigo, la cifra de lo que multiplican los espejos, de sombras que se alargan y regresan, de pasos que divergen y convergen. La arena no sabría numerarlos. (En mi pecho, el reloj de sangre mide el temeroso tiempo de la espera.)
Antes que suene el presuroso timbre
ResponderEliminary abran la puerta y entres, oh esperada
por la ansiedad, el universo tiene
que haber ejecutado una infinita
serie de actos concretos. Nadie puede
computar ese vértigo, la cifra
de lo que multiplican los espejos,
de sombras que se alargan y regresan,
de pasos que divergen y convergen.
La arena no sabría numerarlos.
(En mi pecho, el reloj de sangre mide
el temeroso tiempo de la espera.)
(de Borges, incompleto)